La lucha y la muerte de Ayotzinapa en Iguala

Emilio Lugo.

*Él  joven estudiante de Ayotzinapa, que recibió un disparo en la cabeza, la noche negra del 26 de septiembre en Iguala de la Independencia,  se encuentra luchando entre la vida y la muerte, sus familiares sin ninguna ayuda gubernamental, hacen vigilia fuera del hospital bajo un árbol, ahí esperan, duermen y comen lo mucho o poco que pueden llegar a conseguir o reciben de ayuda. Los médicos de neurología  solo indican que el joven se encuentra delicado, pero en el hospital muchos mantienen la esperanza de que "Aldo" continúe luchando y llegue a recuperarse.

A 120 kilómetros de distancia, en el patio de la Normal Isidro Burgos en Ayotzinapa, bajo el techo de la cancha,  un centenar de personas, entre familiares y amigos de los 43 estudiantes normalistas declarados desaparecidos, esperan impávidos…  Cumplieron 17 días de buscar en hospitales, agencias policiacas, en barrios y colonias. Recorrieron comunidades, en donde se rumoraba podrían estar los estudiantes, pero nada, ningún rastro de ellos,  la espera es agobiante, destructiva, sobre todo cuando reporteros preguntan ¿Si les han dado información de los restos hallados en fosas clandestinas?  Las evasivas del gobierno, la nula capacidad de tacto y atención a los dolientes,  es otro golpe que diario los lastima, los llena de incertidumbre y dolor.

Mientras, el gobierno brinda declaraciones vacías, imprecisas, protagonistas que tratan de salir de la fosa política que han cavado durante mucho tiempo, tratando de enterrar  la corrupción, la evidente relación con la delincuencia, la criminal omisión, pero sobre todo, tratan de ganar los reflectores para  salir librados, de una crisis anunciada desde que los narcotraficantes  aportaban fajos de billetes para comprar  elecciones. Inversión que valía la pena, mientras nadie hiciera aspavientos, por la violencia, el control de la policía y el manejo de los recursos federales, poniendo presidentes municipales y un gobernador.

La clara participación del grupo delictivo  “Guerreros Unidos”, pone de relieve una tendencia en México: los carteles del narcotráfico están siendo reemplazados por grupitos criminales, con fuentes de ingresos diversas, distintas al tráfico de drogas. Patrón criminal que afloró en Colombia, que se financiaban de la extorsión, pero sobre todo de sembrar  el miedo con el sicariato, como fuente principal de ingresos. Muchos guerrerenses luchan todos los días para lograr una mejor vida, esta lucha se pierde cuando un estudiante es abandonado a su suerte, después de recibir una bala en la cabeza, por parte de la policía municipal, controlada por narco-políticos, en un gobierno donde el crimen dispone a criterio, quien vive y quien muere. ¡Qué Caray!

Twitter: QueCaray_ELugo